viernes, 31 de octubre de 2014

CUENTOS DE EPICENTROS "LEVITACIONES"

Adriel se había despedido como todas las noches de Cynthia, después de una larga velada investigando el proyecto de tesis que ambos compartían, se sintió muy atraído por la joven entusiasta y brillante, todavía no se atrevía a declarar su amor, pero pensó en hacerlo pronto… Mientras transitaba por la ruta que lo guiaba a su hogar, el brillo de la luna era más radiante que nunca, sonrió, imaginando el rostro de Cynthia, pero pronto cambiaría su destino, el camino se bifurcó y sintió una gran confusión, creyó haber sido transportado fuera del tiempo y del espacio. Repentinamente se encontró boca arriba ante un mar de estrellas, el vacío lo atraía y lo mareaba salvajemente.
Como una Pléyade materializada apareció ante sus ojos una joven mujer con los brazos extendidos flotando en el cielo abierto, su belleza cautivante como fatídica, sondeó sus instintos más ancestrales, ya entrelazados y suspendidos en el aire con perfume a nardos, eran un solo cuerpo, mística y recóndita la bella dama, lo arrastró viajando en el viento serpenteante, el éxtasis subyugó los sentidos de Adriel, ya nada le importaba solo quería estar con esa bella y desconocida amante; comenzó la joven a musitar en su oído un cautivante canto que parecía provenir de extraños inframundos, fue así cuando percibió que su cuerpo comenzó a des materializarse, fundido en el abrazo de la Pléyade se hundió en un interminable beso…
El rocío de la madrugada lo despertó, aturdido y somnoliento se encontró cercano al coche, la noche desvanecida lo devolvió al mundo de los mortales pero en su pecho quedó una pequeña estrella, la señal eterna de su amada luminosa.







Pintura: "Pléyade"