Devorador de llamas,
infestas la plegaria
de desacuerdo y guerras;
no escapes, con tus pies de hierro,
porque mis falanges quieren alcanzarte.
Y deliro, deliro en el sueño
de esta vida inmersa, inconsciente.
Soplador de vientos nuevos,
olvida la ciénaga palpitante
hacia tu carga de celuloide,
granito y misterio.
Tu cráneo lapidado de sombras,
huirá sobre el muelle detenido
y levantarás un aire de cenizas,
fresco, sobre el mármol anudado;
y demolerás ante mi estrella
esta soledad, y todo este hambriento
pequeño-gran amor.
Grabado: Xilografía "Demoledor"