sábado, 20 de junio de 2015

TRAMO XLIII

Camino sin retorno,
mi fantasma está quebrado,
recorriendo las laderas
de los infinitos abismos.

Deslizo mi mano de hielo
por la vereda antigua de mi principio.
Ya no está el sol, enterrado
en mi cielo enamorado,
ya no están los pájaros,
explorando la corriente y la tibieza.

Camino sin retorno,
mis ojos están secos;
son ahora oscuras montañas
despeñándose solas
en medio del olvido.





Pintura "El Árbol de Otoño"

sábado, 6 de junio de 2015

CUENTOS DE VÓRTICES "El Secreto del Templario"

Mimetizándose entre las sombras su figura esbelta se reproducía espejada en la niebla, Alex “El Templario” cumplía con la misión secreta “Códex Burana”, la última revelación encriptada que podría desatar una guerra nuclear a nivel mundial, silenciosa y expansiva.
El mentor del plan era un encumbrado científico, quien con sus conocimientos de alquimia había creado un código oculto con anagramas y laberintos caligráficos medievales.
El dispositivo en forma de códice estaba a punto de ser activado por los “Miembros Hexagrama”, una secta que confabulaba contra el verdadero propósito de los fines científicos y emplearlo como herramienta del mal.
Solo infiltrándose en la secta, Alex podría desbaratar el infame plan; los miembros pertenecían a una alta elite social quienes se hacían llamar amantes del arte y la poética del Medioevo. Cada mes se reunían en un extraño sitio que simulaba ser una biblioteca de manuscritos y grimorios antiguos; ocultos, como eruditos investigadores esperaban el día indicado para desatar como una guerra fría el “Plan Hebdomades”. Alex simuló ser un investigador Pitagórico para entrar en la secta, su cabello largo y ondulado se mecía en la suave brisa del pequeño ventanal y su rostro pálido se inclinaba ante los libros intentando hallar el rastro del letal códice. Los integrantes de la secta estaban por finalizar el encuentro con un brindis, Alex descubrió entre los anaqueles oscuros un pasadizo que a modo de laberinto lo condujo al destino final de su misión “Códex Burana”, allí estaba descansando en la penumbra el arma letal con forma de códice, las luces se encendieron y apareció una voluminosa figura quien se abalanzó contra Alex, los miembros de la secta ya estaban advertidos, “El Templario”, silenciosamente exterminó a su rival, tomó el códice letal y huyó entre las sombras del laberinto profanado, los miembros no encontraron rastros, solo el cadáver grotesco con la mano extendida intentando asir el inexistente manuscrito…






Acuarela "The Templar"