Rosas muertas que
en el mar se pierden,
estatuas dormidas y
caprichosas,
arrancadas de un
templo griego
sembrado de
columnas inmortales.
Ojos llameantes que
pretenden decirnos,
si somos los
hombres
que transitamos el
invisible sendero,
o los deambulantes
espíritus
que morimos sin
saberlo.
Yo caminé descalza,
por el mármol de la
muerte,
y al nacer en otras
vidas,
reconozco que nada
es válido
si no se aprende a
venerar lo puro,
lo bello, lo
imperecedero.
Yo transito
por aguas tenebrosas,
como un loto
de mil pétalos
infinitos,
sin dejarme
penetrar por lo malsano,
blanca,
inquebrantable y litúrgica,
en medio de la
selva amarga,
que el hombre
invento, para destruir,
maldecir y
sobrevivir.
Pintura "Máscara"
Tu poesía es muy profunda y reflexiva maravillosamente acompañada por tu obra plástica.
ResponderEliminarBesos,
Diego
Muchas gracias Diego por apreciar mi obra literaria y visual, un beso.
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